lunes, 27 de julio de 2009




Los aromas y perfumes de otros hombres, de cualquiera que me cruzo por la calle, me evocan a él. Sólo a él.
A nadie más que a él, y eso me resulta penoso.
Me rodeo de hombres que muchas veces ni me respetan, ni me entienden. Los pocos que lo hacen o no quieren tenerme o no pueden y, sea por lo que sea, no lo hacen.
Es tan fácil desearlo, tan fácil recordarlo, inversamente proporcional a lo difícil que resuelta olvidarle.
Casi caigo este fin de semana, casi me tiro a hacer el salto mortal sin red debajo; en cierta manera prefería la crueldad, cuando es cruel no me apetece, pero prefiero que volvamos a ser un poquito nosotros, aunque sólo sea un poquito.
Pero, mi pequeñín, se portó muy bien conmigo y yo mejor con él. Él no puede quejarse de nada, y no lo hace, al revés, lo agradece con besos dulces y pequeños roces furtivos en mis suaves piernas. Es agradable tener eso de vez en cuando. Supongo que necesito algo más que sexo.

2 comentarios:

Dr.Mikel dijo...

Que quieres que te diga, yo probaria a hacer el salto mortal, pero con red, que puede pasar que caigas sobre las protecciones en tu segunda pirueta, pués ya esta te levantas y a continuar. Una experiencia más que incluso hasta te puede gustar.

NieblA dijo...

Si me dices cual es la red de seguridad que tengo que poner yo salto :)