martes, 7 de julio de 2009

Varios






El primer fin de semana en años queno me preocupo de llevarme ropa interior bonita a la que es mi casa de adopción. La primera vez en años que sé a ciencia cierta que no va a pasar absolutamente nada. Bueno, no voy a mentir, el maestro como siempre, me dio una pequeña alegría y nos calentamos mutuamente (me encanta que me conozca tan bien, como para saber en que momento me tiene que hechar la mano a la boca para ahogarme ese grito de placer).


No ha sido la primera vez que quedamos para follar y no follamos, pero sí que ha sido la primera noche de confesiones y relatos dolorosos con nombre y apellidos, también fue la primera vez que se fue a las tantas de la mañana y me dejó preocupada, pero encontró el coño y está mejor, hasta dejó constancia escrita de las gracias que me merecía.


También ha sido la primera vez que mi sospechas han sido confirmadas, así que oficialmente hablando soy la otra. La verdad es que no me importa, prefiero saber la verdad, ya no me gustan las mentiras piadosas.


Sigo deshecha, "deshacida", y más después de este fin de semana de auto-flagelación, de latigazos mentales, de verle desnudo, de olerle, de besarle los labios rápido y fugazmente mientras mi cerebro le ataba las manos a mi corazón para que no tomara el control esos segundos evitando así que se volviera a desatar el caos. Pero si estaba mal con él y ahora estoy fatal sin él, ¿no sería merjor follarmelo por lo menos? Sentir su peso... mataría por sentir su peso, su cuerpo sobre el mio... total, voy a estar igual de mal...


Sé que es una mala excusa, pero es culpa de la desesperación de verdad. Porque estoy desesperada


Bueno, no me puedo quejar, que follo todas las semanas y la verdad es que ahora me tienen bien atendida, aunque tenga que estar mirando el móvil...

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