En mitad de los tiempo que vivimos que yo tenga la
desfachatez de decir que lo que ha pasado en estos dos días es injusto no tiene
ningún sentido, pero no puedo evitar pensarlo.
Yo esperé mucho tiempo la casualidad de mi vida, y esa
casualidad vino en forma de cena post teatro, una cena de agotamiento absoluto
por otra historia cruel y sin sentido protagonizada por un hombre enfermo y
agotador; realmente fue una casualidad que me llevó hasta los brazos de un
Francés encantador y encantado.
Esa fue la casualidad de mi vida (hasta ahora). Muchas
casualidades había vivido antes, un puto balcón, una piscina lasciva, un
contrato barrero; muchas casualidades; pero la que necesitaba, la que ansiaba
con todo mi ser llego en forma de cena post teatro.
El ser humano es insoportable. Tienen que venir ahora. Los
rizos jamás me habían llamado tantas veces a la semana, ni me habían recordado
tantas veces que me quieren, jamás habían contestado a mis llamadas llamándome
cariño. Lo tiene que hacer ahora.
Y el viernes mi R favorito hizo su versión de la obra. Sí,
somos muy parecidos, ambos amamos la música, las letras, su significado, ambos
entendemos nuestras bromas freaks con Robert Smith, ambos amamos a los niños
pequeños, los entendemos como una parte de nosotros mismos. Eso es real como la
vida misma, decir otra cosa sería falso. Pero ya éramos así hace meses, cuando
robamos una noche al tiempo y acabamos follándonos salvajemente a la luz de un
amanecer recién despertado. Ya éramos iguales, músicos, adoradores de hijos,
duetos perfectos del sing start. Pero entonces no debía de ser tan atractiva.
Entonces que estaba completamente disponible y dispuesta, no debía ser
suficientemente atrayente.
Y el viernes sí que lo fui, nos dimos cuenta todos entre
culos y más culos de sidra natural, nos dimos cuenta entre adjuntos prepotentes,
maleducados y despreocupados. Se dieron cuenta los demás, me di cuenta yo y sé
que él también fue consciente. Abrazos y bromas por doquier, casi agradezco que
no nos quedáramos solos a última hora porque los dos sabemos lo que habría
pasado.
Así que sí, lo digo, lo grito, lo espeto si es necesario EL
SER HUMANO ES INSOPORTABLE.