jueves, 13 de noviembre de 2008

Sin perder comba




El maestro de ceremonias se hace mayor, porque “cada otoño que pasa, le duele más la vida”. Tiene razón, en lo que me pide y en cómo me lo pide, porque lo hace con amor y cariño, así que no se le puede negar toda la razón que tiene. Pero yo me siento incapaz de hacer lo que él hace, de organizar lo que él organiza, de crear lo que él crea lo que él ha creado. Ojalá pudiese porque, en cierta manera, me siento en deuda con él, por todo lo que me ha dado, lo que me regala cada noche que salimos. Sé que es recíproco, que a él le encanta, que encontrar mujeres como yo es sumamente complejo también, que él, obviamente también disfruta, que así se siente distinto, especial incluso.
Pero, de verdad, ojalá pudiese coger el relevo. Aunque también sé que para mi no era ese testigo, que llevaba muchos años instruyendo al otro, pero el otro ha tirado la toalla, nos la arrogó a la cara con soberbia y desidia, soy consciente de que es raro mezclar estos dejativos pero él es así.
Así que le prometeré barbaridades, felaciones a escondidas en sitios muy públicos, manos furtivas en lugares abultados y seducir a desconocidos en bares oscuros.
Todo eso debo prometerlo. ¿Por qué? Porque él se lo merece y porque yo no quiero perder comba.

4 comentarios:

Zano dijo...

uhmm,......

Erotismo dijo...

Y se resistirá a favores tan seductores???

Dr.Mikel dijo...

Ya lo decia mi abuelo, la tierra para quien se la trabaja.

zangolotino dijo...

Cuando podremos tomar el testigo, alguno de nosotros?