martes, 1 de abril de 2008

Mío



Llamamé loca, quizá lo esté. Pero no puedo dejar de imaginarte, imaginarnos.

A veces, me miro a mi misma desde fuera, sentada en el autobus, escondida detrás de las gafas oscuras, o esperando en el paso de cebra, o sentada en el control mirando al infinito y sonriendo.

Bueno, no sonriendo no es la palabra exacta, ¿recordando? ¿imaginando? Depende del día.

Todo lo que hicimos y todo lo que podemos hacer, lo que nos queda por hacer.

Babeando, esa es la palabra. Salivando, como los perros de Paulov con la comida. Igual soy yo pero con tu sexo, con nuestro sexo.

Reconozco que a veces incluso me parece que humedezco el tanga y, cuando voy al baño, me cercioro de ello. Siempre está empapado.


Cada día se me ocurren cosas nuevas que hacerte, que me hagas. Depende del momento, del turno, del día, del cansancio y de mil y un factores "ajenos a mi voluntad" soy las poseedora o la poseida. Pero, también reconozco, que últimamente, me apetece poseerte. Dejarte a mi voluntad, quiero que te corras solo cuando yo te diga que lo hagas, que gimas cuando yo te lo pida, quiero azotarte, lamarte, chuparte, morderte, dejarte marcas para que quede constancia de que eres solo mío, aunque se, a ciencia cierta, que no lo eres.


Pero esa noche, todas nuestras noches... serás solo para mí... y para con quien yo quiera compartirte.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Planteas una relación muy compleja e interesante. Parece que pasas de la dependencia a la dominación de una forma natural. No sé hasta dónde dominas esa situación, aunque afirmes que serás tú quien decida compartirlo con alguien más. Me parece muy interesante en todo caso.

NieblA dijo...

A veces el que parece el dominado es quien en realidad domina... ;)

Anónimo dijo...

¿Chantaje emocional?