sábado, 15 de enero de 2011

El chico de los ojos verdes oscuros


El chico de los ojos verdes oscuros resulta ser cuasi perfecto, contando con que he estado con él cuarenta y ocho horas, todo, absolutamente todo, lo que fe diciendo de su vida pasada, de su presente y de lo que espera de su futuro, cuadraba con lo que yo quiero, necesito, ansío, espero y desespero.
Quedamos a mitad de camino y, por mi cabezonería milenaria, fuimos andando hasta mi casa conversando, contándome su vida, cosa que estaba encantada de escuchar.
Nos besamos en el ascensor otra vez, dulce, suave, tierno, sensible, delicado… Nos tiramos en el sofá descalzos hablando de libros con una copa en la mano, me encantan los momentos así, los no-eróticos cargados de erotismo, ambos sabiendo que vamos a follar y disfrutando del pre-sexo.
Nos besamos en el sofá, se sentó de rodillas en el suelo y me besó la boca, la lengua, le oreja y el cuello, se tendió sobre mí mientras mis manos discutían por quitarle la camiseta. Seguimos besándonos, lamiéndonos, tocándonos, acariciándonos. Nos pusimos de pie y le mande para la habitación, pero antes de eso bailamos besándonos, abrazándonos, me cogió en brazos y me besó con fuerza, mientras estábamos medio desnudos disfrutándonos.
Nos tiramos en la cama, nos reímos, no recuerdo de qué pero nos reímos mucho. Me desnudó del todo y buceó entre mis piernas, se perdió en mi clítoris, lo lamió, sorbió, chupó mientras de mis labios escapaban gemidos de placer. Levanté su cabeza, le besé, sabía a mí. Le obligué a ponerse boca arriba y no dejé de chuparlo, las orejas, el cuello, los pezones, los flancos de las costillas, el ombligo, las ingles (haciéndole sufrir). Hasta que llegué a su polla, dura, erecta, roja, tiesa y expectante. Le chupe la punta, la sorbí cual helado goloso, le miré a la cara mientras lo hacía, mientras suspiraba y gemía y se le escapaba un precioso y obsceno JODER. Me la metí hasta el fondo, la mantuve dentro y moví mi lengua a su alrededor, eso le enloquece, y, durante mucho tiempo, asentí con rapidez contra su pelvis.
Fue él quien me paró y me dio la vuelta, me besó las nalgas la espalada, me pidió un indispensable condón y se me folló a cuatro patas, apoyando su peso en mi espalda. Gimiendo los dos como locos, levantándome hasta que mi espalda rozaba su pecho y sus manos cambiaban de posición para sujetar mis tetas colgantes. Me corrí, me corrí bien y me quede exhausta en la cama, tirada sobre la sábana verde. Me giró, me puso boca arriba mientras me besaba y siguió follándome haciendo que me partiera en dos otra vez, gritando como una loca, mientras él sonreía y se reía con una risa lujuriosa y cachonda que creía oír a kilómetros luz de él.
Y después de un polvo genial, una mamada increíble, y unas caricias más que necesarias, después de la perfección vino la bomba sentimental. Llevo tres años viviendo con mi pareja y me he ido de casa porque necesito pensar BOOM Me gustas tanto que sé que no voy a ser capaz de pensar si estás tú en mi vida BOOM BOOM Soy un capullo y me siento fatal por ti, no soy así, te lo aseguro BOOM BOM BOOM Dime qué piensas.
¿Qué pienso? Es sencillo, preferiría no haberle conocido, porque todo, absolutamente todo, hasta el hecho de que quiera aclarase primero y para eso dejemos de vernos, ha hecho que me guste más, que me parezca cuasi perfecto. Supongo que la ignorancia hace la felicidad, supongo que en dos días no se puede valorar la perfección, pero si la falta de la misma. Me gusta, me gusta mucho, y, cuando se ha ido esta mañana, mi cama me ha parecido grande, demasiado grande, y fría, muy fría.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Deja que piense, Niebla, deja que piense... Creo que 3 años es mucho tiempo y lo necesita. Creo que necesita la ausencia para echar de menos, a quien sea que acabe echando de menos.