domingo, 3 de enero de 2010

Recuerdos


Anoche me fui a la cama pensando en la noche en que me quede dormida sobre el sillón azul apoyada en el pecho del maestro, en su jersey mojado por unas lagrimas que él había intentado calmar y que, a base de palabras sinceras, grandes frases de consuelo y repeticiones varias de sentimientos tan sinceros como reales, las lagrimas habían amainado. No sé por que recordé esa noche, de verdad que no lo sé. Recuerdo que el sofoco me impedía calmar un hipo nervioso que era el responsable de que mi pecho subiera y bajara con frenesí, recuerdo que me quede dormida escuchando su corazón, mientras me pasaba la mano por el pelo. Recuerde los meses malos, los silencios incómodos y las contestaciones sacadas de quicio y sin embargo, anoche, después de mucho tiempo soñé con él, en realidad con ambos, aunque a uno solo lo intuya.

Cuantos más días pasan sin vernos, mas ganas tengo de que nos encontremos los tres. Son los días en que no dejo de preguntarme... muchas cosas.
Días en los que me pregunto hasta cuando durara esto, días en los que me prometo a mi misma que durara siempre, que tiene que ser así porque ya ni si quiera me imagino mi vida sin ellos.
Es lo que tiene ser las vísceras y el corazón de este depravado y amado triangulo, que todo sienta mejor pero que todo duele mas.
Estoy enganchada a ellos, a sus rizos y a su maestría, a los dos y, por fin, a ambos de igual manera.

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