sábado, 23 de agosto de 2008

Gozar-te


Me arrastra hasta su casa entre besos y manos furtivas que se infiltran hacia lugares prohibidos en sitios públicos.


Abrimos la puerta entre lametazos y mordiscos que dejan de ser furtivas para convertirse en lascivas y lujuriosas.


Me alza y me empotra contra su enorme cama que tan bien conozco. Me mira, me pide que me toque para él, lo hago sin rechistar hoy es él quien manda. Se desnuda sin apartar la mirada de mis manos. Se abalanza contra mi y me desnuda en un segundo.


Me susurra que tiene una sorpresa para mi. Abre un cajón y saca un pequeño antifaz de satén negro; le sonrío ocultando mi decepción, si vendarme los ojos con un antifaz de santén es una sorpresa nuestra vidal sexual empieza a tener problemas. Se colocá detrás de mi y me venda los ojos, aprieta con fuerza la tela, casi me palpita la sien. Me tiende sobre la cama, sus manos repasan mi cuerpo, mi tacto se acentúa al prescindir de la vista.


Se acerca a mi vientre, contengo la respiración sabiendo lo que me espera, pero, en vez de seguir para y se aleja. Desaparece unos segundos para reaparecer en mi oído. "Volveré, te dejo esperando, me aseguraré de que no puedas escaparte".


Vuelvo a oir el ruido del cajón y ese sonido metálico que tan bien conozco, está sacando las esposas. Me estremezco ligeramente con el tacto frio en mi piel.


Justo en el momento en que me las coloca se oye el timbre de la puerta. Abro la boca para preguntarle pero no me deja, me la tapa con la mano.


Me dice que confie, que no tenga miedo, como si lo tuviera, sé a ciencia cierta que con el puedo estar tranquila. Sale corriendo de la habitación, me lo imagino llendo desnudo hasta la puerta con su sexo colgando ya más que espectante.


Oigo la puerta, después murmullos de conversaciones muy bajas, intentan no hacer ruido. ¿Quién es?


¿O son quienes?


Si son más de uno hacen muy poco ruido.


¿Será un hombre?


¿Será conocido?


Oigo un ruido de algo metálico que choca contra el suelo.


Pasos que se acercan.


Son dos, casi seguro.


Entran en la habitación, noto el olor del perfume de él, siempre huele igual, siempre huele bien. "Te dije que te gustaría" oigo como el otro se rie por lo bajo, supongo que eso es un sí, que le gusto.


Juraría que es un hombre.


Tiene que serlo, hemos hablado muchas veces de esto...


Noto como la cama se mueve al peso de los cuerpos que se sientan en ella, creo que esta uno a cada lado.


Me habla al oído, me encanta su voz, me asegura que por fin voy a tener lo que quiero, lo que me merezco. Me lamen, ambos me tocan, se reparten mi cuerpo, durante escasos segundos se pelean por él.


Me desesposan de la cama y me bajan al suelo, me coloco de rodillas, soy consciente de lo que va a pasar y realizo mi tarea encantada y con esmero.


Alguien se arrodilla a mi lado, me susurra que él también quiere su parte, él es el único que habla, nosotros dos sólo gemimos.


Le digo que quiero verlo, que sabe que me encanta verlo así.


Me dice que me espere que veré todo lo que quiero ver.


Mi sexo arde con tanta espera.


Oigo el ruido que hace y lo reconozco a la perfección.


Se queda todo en silencio, se mueven, me dejan ahí tirada inerte e indefensa.


Alguien me agarra por detrás y me tira contra la cama, abre mis piernas y me penetra sin piedad.


Sus embestidas son fuertes y duras.


Vuelve a hablarme solo y exclusivamente para decirme que sabe que estoy gozando con cada movimiento.


Se queda quieto, gime, se retuerce mientras sigue dentro de mi, jadea, sopla y hasta se le escapa algún pequeño grito de dolor.


Mientras él penetra mi cuerpo, el otro rellena el suyo.


Está totalmente inerte, quietísimo.


Siento como el otro se mueve, como sus embestidas son las que impulsan a mi amante a que me clave en la cama.


Los gritos de placer de los tres se fusionan.


Le grito que me deje verlo, me ordena que se lo ruege y yo lo hago sin rechistar.


Echa mi cabeza hacia atrás dejando mi cuello expuesto.


Resbala su mano por mi nuca y me suelta la venda que me cegaba dejando paso a un espejo, un maravilloso espejo que refleja el éxtasis de tres animales.


No necesito nada más para derretirme, para explotar con él dentro.

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