viernes, 9 de noviembre de 2007

Pasión


El ombligo y los pechos, incluso los brazos, pegasosos por ese fluido que va a compañado de un grito de placer. El vello chafado, por las manchas, y cuatro manos que lo extienden como hidratante. Y un dedo que sigue ocupado en placeres más físicos que todo ese juego, esa ceremonia.

Pasión

¿Pasión?

Supongo que, en el fondo, sigo reivindicándola, después de todo lo de esta mañana, sigo pidiéndola a gritos.

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