domingo, 24 de junio de 2012

Vuelta




¿Qué me ha pasado todo este tiempo? Iba a decir que demasiadas cosas, pero en el plano sexual nunca son demasiadas.
¿Por qué no he escrito? No se, supongo que el cansancio del día a día, el agotamiento de los apuntes que no terminan y de los temarios subgéneros que no tienen ni pues ni cabeza.
Pero han pasado muchas cosas, algunas que no debían haber pasado, errores que se repiten y repiten en un bucle que esperaba dejara de ser infinito, encontronazos raros no buscados ni ensayados y… la recuperación del orgasmo. Sí ÉL ha vuelto, maravilloso, vibrante, estremecedor, sincero, salvaje, sudoroso, gritón, estupefaciente. Sí mi orgasmo ha regresado de su inmenso viaje para volver a dormir entre mis sábanas, en el pequeño botón del placer que es mi clítoris
Y sí, el regreso ha sido magnífico.
El principio sorprendente del orgasmo no esperado del polvo inesperado también. La duda, no demasiado placentera, de plantearse si tal magnífico acontecimiento iba  a ser un suceso aislado o, por el contrario deseado, era el comienzo de una carrera de orgasmos sin fin. La estremecedora duda de pensar que los orgasmos que me tocaban habían sido gastados a la temprana edad de 29. Y el maravilloso regusto sabroso del primer orgasmo con el amante nuevo, no el más guapo, ni el más atractivo, ni el más morboso, pero, sin duda el más bueno. El primer orgasmo con Francés, ese orgasmo sincero repleto de confesiones anorgásmicas anteriores. La tranquilidad de comenzar a follar, de calentarte/nos sabiendo que ÉL llegaría gracias a su inestimable ayuda. Las lágrimas incontenidas de los orgasmos que casi parecen que te transportan al mismo cielo, a la misma muerte.
La tranquilidad, eso que me ha tardado tanto en llegar, la tranquilidad del orgasmo asegurado, la tranquilidad de la ropa de hombre en la lavadora, la tranquilidad de las noches abrazadas y las de los pies encontrados para evitar el calor húmedo del verano zaragozana.
La tranquilidad, eso ha pasado estos meses.
Ahora bien, no quita para que siga teniendo mis dosis de sexo salvaje, con él, sin él, reales o ficticias; y, ahora que lo he retomado, ya no pienso dejar de contarlas.

No hay comentarios: