lunes, 2 de agosto de 2010

Huevos brillantes



A veces los momentos que se presupen no- eróticos se cargan de erotismo. Quiero recordar que ésto me lo enseñó el maestro. Hablar desnudos tocándose después de un buen polvo, pasearse desnuda por casa a por el agua de la nevera mientras él te mira desde la cama, mantener una conversación sencilla y al parecer sincera mientras la cámara web sigue encendida enfocando un pezón perdido.
Despues, de madrugada, me alegre de no haber encontrado nadie con quien tomar una cerveza terracil.
Valió la pena quedarse en casa.
Valió la pena la conversación de después. Los huevos brillantes, la teta parlanchina. Valió la pena, además de por otras cosas, porque me reí mucho, oí resonar mis carcajadas por la habitación. No es lo de menos.
No era la primera vez que hablabamos, ni era la primera vez que me aseguraba verme pero fue la vez primera que yo ansiaba oírle. Aún resuena en mi cabeza el grito de su orgasmo, se ha quedado dando vueltas por mi cerebro consiguiendo arrancarme más de una sonrisa improvisada.
Y además, le gustaron mis pies.

Muy buen gusto musical, sí señor.

2 comentarios:

Dr.Mikel dijo...

La esencia de un buen polvo esta seguramente en los preludios, y las sensaciones que te deja el post-coito.

NieblA dijo...

Yo últimamente estoy muy post-coito, me interesa casi más que el coito en si :D