miércoles, 9 de junio de 2010

Piel


La primera vez que me di cuenta de la capacidad que tenía mi piel para revivirlo todo pensé que era una gran ventaja, un don, un regalo maravilloso. Que mi piel pudiera tatuarse cada sensación, cada sentimiento, cada marca vivida, me parecía maravilloso, increíble, casi extra sensorial. Poder revivirlo todo, que maravilla… Esta… habilidad me venía que ni pintada a la hora de valerme por mi misma, cuando no había nadie más que yo en la carrera hasta el orgasmo. Mi piel se transportaba hasta el momento que ella quería y llevaba mi mente y mi cuerpo con ella a ese momento maravilloso y digno, así me era muy sencillo correrme.


Pero ahora, lo que antes veía como un don desde hace unas semanas empieza a parecerme una maldición, como lo de la “vida eterna” que al principio parece un chollo pero luego…

Ha resultado que mi piel tiene vida propia y se transporta a donde quiere cuando quiere, no me deja elegir, no permite que sea mi mente la que ordene donde nos teletransportamos. Así que ella revive, por su cuenta y riesgo, los momentos mejores que ha vivido. Y a mí no hace otra cosa que atormentarme.

Lo siento piel, pero tenemos que crearnos recuerdos nuevos, historias nuevas, amantes nuevos, todo nuevo. Es lo que hay. Lo que tenemos hasta ahora piel, lo guardaremos, lo recordaremos con cariño y anhelaremos que vuelva, pero mientras tanto tenemos que seguir piel, tenemos que seguir, no nos queda más remedio.

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