jueves, 11 de junio de 2009

Tarde de domingo


El domingo, como todo lo que hago referente a mi Rubio particular, de forma premeditada y aunque el cansancio se había afianzado en las plantas de mis pies, me fui a celebrar la derrota no tan mala. Reconozco que fui hasta el bar con una panda tan reducida como... ¿cansada? de personas porque casi tenía “cerrado” el encuentro.
También tengo que reconocer que hubo un momento en que pensé que el paseo hasta el bar no había servido para nada y que se iba a ir con una de las muchas “otras” que tiene.
Pero bajó al baño, y a los tres minutos estaba yo detrás de él. Sin duda fue mi mejor jugada.
Me sigue pareciendo increíble la química sexual que tenemos los dos. Somos como dos animales que se atraen sin remedio, que se precipitan por un barranco con una caída libre tan grande como peligrosa.
Me encanta, me encanta como me folla como un animal salvaje, me encanta como me penetra sin ningún tipo de compasión y, con cuidado al principio, me hecha una de sus manos al cuello como esperando a que le de permiso. Permiso que por supuesto le doy sin pensar, porque no solo le estoy dando permiso yo sino que él me está abriendo la puerta para hacerle lo que quiera.
Ambos quedamos marcados.
Y los ramalazos que le dan a mitad de noche...
Mmm Es que eso no tiene nombre, me encanta, me encanta que se quede a dormir no sólo porque me divierto con él y porque por las mañanas se podría decir que se levanta hasta tierno, pero, sin duda alguna lo mejor de que se quedé a dormir es que se despierte a media noche pensando sólo y exclusivamente en follarme.
Yo no quería dejarle levantarse hasta que me esposara, pero me apiade de él y de su resaca.
Es una pena que tenga tantas amantes, porque sino fuera así hoy en vez de estar con otra estaría en mi cama y me tendría esposada para hacerme todo lo que quisiera y yo no podría resistirme a nada.

¿Sabéis que es lo peor? Que aunque me pasó el día recordándolo y humedeciendo mi tanga gracias a lo que hicimos mi Rubio y yo, gracias a lo que nos queda por hacer, y, gracias también, a lo que me propone el “Hombre de los 5 sentidos”, aunque me pasó el día, permítanme decirlo así, cachonda como una perra, ni mis manos ni mis juguetes son suficiente para partirme en dos, me enseñan el camino hasta el precipicio pero luego no me dejan saltar. Necesito que alguien me devuelve mis auto-orgasmos, menos mal que las manos y los miembros de los demás me calman y reconfortan mucho más que las mías. Menos mal...
Y yo que creo que esta pobre sólo está esperando que la llamen por teléfono, por qué será que la entiendo tanto...

No hay comentarios: