miércoles, 20 de mayo de 2009

Azul


Le dije todo, no me quedó nada dentro. Me senté delante de él y le vomité cada sentimiento, cada caricia, cada sensación.
La de cajas que quedaron sin comprar, la de cajas que se quedaron en mi cabeza, y la única caja que le entregue se quedó dentro de la mesilla del recuerdo, cogiendo el polvo de la desidia.

Necesito que alguien me folle, al ser posible bien, para que me arranque todo su olor, su aroma, para que borre las marcas que él me dejo la última vez. Necesito que alguien apague mi cabeza por un rato, que haga que me olvide. Porque yo sola no puedo, siempre está él de fondo.

Y no hago más que pensar en todas las cosas que llevábamos tiempo diciendo que íbamos hacer juntos y que no hemos hecho. Cosas que sin él dudo que pueda hacer, o que si las hago con otros, no serán ni parecidas.

Sí, nos perdemos una oportunidad histórica. Primero pot tu desidia y ahora por culpa del amor que siento. Ojalá pudiésemos obligarte a amarme igual que te obligamos a comerme entera, a sostenerme desde atrás para ofrecerme al Maestro. Ojalá fuese tan sencillo como eso.

Paralizaremos el tiempo para que solo pase en mi cabeza y, cuando todo esto halla quedado atrás, retomar la oportunidad histórica donde la he dejado invernando.

Joder, necesito que alguien me folle y después me de cuatro abrazos.

Joder, que duro está siendo esto...

1 comentario:

Dr.Mikel dijo...

Vaya.. puedo percibir la intensidad,la ansiedad, el querer, el desear, la impotencia, la decepción, el querer y no poder, y sobre todo la necesidad.
Más bien el abrazo antes que el polvo.
Bsos.