
El perfecto e incansable chorro de la ducha me transporta a lugar mucho más obscenos que la mampara de mi baño. Me rememora la última vez, ya demasiado lejana, que me tocaste, que te esparciste sobre mi pecho, recuerdo cada segundo de cada uno de los éxtasis a los que te he arrastrado, recuerdo como te dejo en el borde del abismo y eres tú el que se tira detrás de mí. Como tensas los músculos de tu cuello, hinchas las venas de tu nuca y se te distingue hasta el último recoveco de tus escápulas mientras tú te tragas un susurro hasta que me permites arrancarte un grito de placer que se desprende con una parte de ti mismo sobre mi pecho.
Todo eso consigue mi maravillosa ducha, realmente fue una gran compra.
Todo eso consigue mi maravillosa ducha, realmente fue una gran compra.
1 comentario:
Que suerte has hecho, la abres la usas, la cierras y se acabo, y no tienes ni que darle explicaciones ni invitarle a desayunar.
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