domingo, 13 de julio de 2008

Visita inesperada




"Le empujo contra la tabique de enfrente, mi pasillo es estrechó no me cuesta mucho empotrarlo contra la otra pared. Cierro la puerta de un portazo y me lanzo contra su garganta. Le estiro del pelo provocándole un pequeño grito y dejando expuesto para mí todo su cuello, le lamo, lo chupo y le muerdo hasta que grita pidiéndome que pare. Pero yo no le hago caso, porque se que le encanta.
Me desabrocha el cinturón del albornoz y me la quita dejando que caiga al suelo. Aposta sus manos en mi trasero y lo masajea con fuerza. Bajo mi cabeza por su pecho y empiezo a lamerle uno de sus pezones, mientras el otro se lo pellizco con fuerza. Él gime, pero sus gemidos, como siempre, son distintos que los de los demás, aspirados, como si quisiera tragárselos. Le miro mientras le muerdo, con esa cara de viciosa que se que le gusta tanto. Desliza una de sus manos entre mis glúteos para acabar en mi sexo, el cual le espera empapado. Resbala uno de sus dedos dentro de mi. Se me escapa un suspiro. Otro de sus dedos se apoya en mi clítoris. Comienza a moverlo, a ritmo vertiginoso, en círculos, de arriba a abajo, de abajo a arriba. Yo ya no puedo más, casi no puedo respirar. Escondo mi cabeza entre su hombro, no quiero que me vea correrme. Tengo ganas de hacerlo, pero no quiero que me vea. Le muerdo, le muerdo con fuerza mientras de entre mis dientes se escapa ese sonido que precede a mi orgasmo. Él sabe que voy a correrme.

- Me encanta que me muerdas mientras te corres, luego miro las marcas en el espejo y recuerdo cada segundo, cada gemido.- aprieto, le muerdo más fuerte todavía. Él grita.
Mi sexo arde, miles de millones de partículas recorren mi cuerpo haciéndome cosquillas por cada poro de mi piel.
- Me voy a correr...- no soy yo quien hablar, cuando estoy con Marco no soy yo la que habla. Es mi coño, mi coño siendo totalmente independiente del resto de mi cuerpo, habla y solo dice la verdad. ¡Podría estarse callado el muy cabrón!
- Quiero que te corras en mis dedos.- en cuanto oigo su voz me corro, grito y grito mientras siento como mi sexo chorrea. Grito mientras mi flujo resbala por mis muslos y empapa la mano de Marco. Jadeo, mi corazón late tan fuerte que Marco lo siente en su pecho. Saca la mano de entre mis piernas y se la acerca para olerla.
- Me encanta tu olor.
- Me tiemblan las piernas...- otra vez, otra vez habla él, húmedo y empapado."


Este es un fragmento de mi último relato, espero que os guste.

1 comentario:

Єѕтnoм dijo...

Delicioso.
Caricias.