
Que te persiga hasta el baño empieza a convertirse en una costumbre que me encanta, en un ritual maravilloso y que sigo encantada.
De hecho, estoy empezando a pensar que te sorprendes más cuando te giras y no estoy que cuando estoy, ¿puede ser?
Cierras la puerta mientras me miras con esa cara de vicioso que tanto me calienta y te abalanzas a la vez contra mi boca y sexo. Y él, caliente y expectante, te espera ansioso, y bien lo sabes. Escurres tu mano hasta mi vientre por dentro de la falda y después te llevas tus dedos a la nariz para olerlos. Como me pones...
¿Qué es lo que más me puso la otra noche? Que rechazarás a la otra y acabarás conmigo.
Follándome solo como tú sabes contra la pared del comedor, y después contra el suelo.
Eso y que te marees cuando acabamos, ese detalle creo que me llena de orgullo.
De hecho, estoy empezando a pensar que te sorprendes más cuando te giras y no estoy que cuando estoy, ¿puede ser?
Cierras la puerta mientras me miras con esa cara de vicioso que tanto me calienta y te abalanzas a la vez contra mi boca y sexo. Y él, caliente y expectante, te espera ansioso, y bien lo sabes. Escurres tu mano hasta mi vientre por dentro de la falda y después te llevas tus dedos a la nariz para olerlos. Como me pones...
¿Qué es lo que más me puso la otra noche? Que rechazarás a la otra y acabarás conmigo.
Follándome solo como tú sabes contra la pared del comedor, y después contra el suelo.
Eso y que te marees cuando acabamos, ese detalle creo que me llena de orgullo.
Dicen que el sexo lo complica todo, creo que en nuestro caso es al revés. Las llamadas y pequeños y escasos momentos íntimos que vivimos hacen que todo se complique. El sexo no, nuestro sexo no, porque, sencillamente, es perfecto.