jueves, 25 de junio de 2009

Champan y otros




Que erótica es la normalidad cuando lo "estadísticamente incorrecto" está tan presente en tu vida.


Que rara y sola se siente la botella de Moë Chando en la nevera, sola porque le falta un plan y extraña porque el glamour no suele reinar en mi nevera.


Hoteles buenos, mimos cotidianos, películas de miedo, polvos rápidos en jornadas laborales (las suyas) gominolas y sorbete de mandarina y,espero que en un futuro no muy lejano, una fusta y un arnés.


Joder, creo que se puede decir que esoy servida ¿no?

sábado, 20 de junio de 2009

Un cine




Reconozco que fue genial, el estar con 4 de los 5 sentidos alerta esperando a que un completo desconocido conocido se sentará a mi lado para... tocarme.

Con los ojos vendados...

Oí como se acercaba, como se sentaba mientras de fondo escuchaba la película, y, aunque sabía que no podía tardar mucho en tocarme, la primera vez que su mano desnuda acarició mi brazo mi cuerpo se estremeció sin remedio, lo reconozco.

Reconozco también que hice un pequeña trampa y que si miraba para abajo podía ver si mano pasando por mis brazos con mucho cuidado.

Reconzco, otra vez, que fue genial, que fue una sensación tan nueva como desconocida como excitante.

Ha sido la primera vez en mi vida que he ido al cine y no me he enterado de nada de lo que ocurría en la pantalla, con la capacidad que tengo yo para hacer mil cosas a la vez, será que estaba muy abstraida...

sábado, 13 de junio de 2009

Lencería




La verdad es que no pensaba que tenía que volver, así que volví nerviosa a la par que excitada.
Recogí la bolsa haciendo mucho más ruido del que yo creía que iba a hacer.
Al despegarla y ver el pequeño paquete con la cinta de ese color tan apropiado amarrándolo para evitar que se escapara, me dio un vuelco el corazón. Bueno, mi cuerpo entero, desde los dedos de los pies hasta los últimos milímetros de las pestañas.
Reconozco que era lo último que me podía esperar.
Me quedé mirándolo un segundo y, aunque era tan sumamente obvio, no sabía qué hacer. Pero, ¿qué se hace cuando te dan un regalo? Abrirlo ¿no?
Mis manos reaccionaron como por instinto como cuando estoy excitada, funcionaron de forma totalmente independiente a mi cabeza y abrieron el papel retirando la cinta (la cual, por supuesto, guardo) con mucho cuidado a un lado.
Sólo vi algo negro brillante, pero enseguida reconocí ese logo. Lo abrí del todo y lo dejé resbalar entre mis manos conteniendo el aliento porque no me lo creía todavía.

JAMÁS, y cuando digo jamás es jamás, me habían regalado ropa interior. Siempre me la he comprado yo pensando en ellos, exclusivamente para ellos, pero jamás me habían regalado algo así, y menos de esa manera.
La de cosas que se me han ocurrido en 24 horas...

Hasta la pequeña cinta granate es pervertida en mi cabeza....
Quiero el siguiente juego

jueves, 11 de junio de 2009

Tarde de domingo


El domingo, como todo lo que hago referente a mi Rubio particular, de forma premeditada y aunque el cansancio se había afianzado en las plantas de mis pies, me fui a celebrar la derrota no tan mala. Reconozco que fui hasta el bar con una panda tan reducida como... ¿cansada? de personas porque casi tenía “cerrado” el encuentro.
También tengo que reconocer que hubo un momento en que pensé que el paseo hasta el bar no había servido para nada y que se iba a ir con una de las muchas “otras” que tiene.
Pero bajó al baño, y a los tres minutos estaba yo detrás de él. Sin duda fue mi mejor jugada.
Me sigue pareciendo increíble la química sexual que tenemos los dos. Somos como dos animales que se atraen sin remedio, que se precipitan por un barranco con una caída libre tan grande como peligrosa.
Me encanta, me encanta como me folla como un animal salvaje, me encanta como me penetra sin ningún tipo de compasión y, con cuidado al principio, me hecha una de sus manos al cuello como esperando a que le de permiso. Permiso que por supuesto le doy sin pensar, porque no solo le estoy dando permiso yo sino que él me está abriendo la puerta para hacerle lo que quiera.
Ambos quedamos marcados.
Y los ramalazos que le dan a mitad de noche...
Mmm Es que eso no tiene nombre, me encanta, me encanta que se quede a dormir no sólo porque me divierto con él y porque por las mañanas se podría decir que se levanta hasta tierno, pero, sin duda alguna lo mejor de que se quedé a dormir es que se despierte a media noche pensando sólo y exclusivamente en follarme.
Yo no quería dejarle levantarse hasta que me esposara, pero me apiade de él y de su resaca.
Es una pena que tenga tantas amantes, porque sino fuera así hoy en vez de estar con otra estaría en mi cama y me tendría esposada para hacerme todo lo que quisiera y yo no podría resistirme a nada.

¿Sabéis que es lo peor? Que aunque me pasó el día recordándolo y humedeciendo mi tanga gracias a lo que hicimos mi Rubio y yo, gracias a lo que nos queda por hacer, y, gracias también, a lo que me propone el “Hombre de los 5 sentidos”, aunque me pasó el día, permítanme decirlo así, cachonda como una perra, ni mis manos ni mis juguetes son suficiente para partirme en dos, me enseñan el camino hasta el precipicio pero luego no me dejan saltar. Necesito que alguien me devuelve mis auto-orgasmos, menos mal que las manos y los miembros de los demás me calman y reconfortan mucho más que las mías. Menos mal...
Y yo que creo que esta pobre sólo está esperando que la llamen por teléfono, por qué será que la entiendo tanto...

martes, 2 de junio de 2009

Mi primera vez


Ayer de forma totalmente fortuita, me acordé de mi primera vez allí.


Recordé a la perfección esa llamada perdida a las tantas de la madrugada, "Arreglate, vístete por favor y cógete un taxi que te doy una dirección, ¿estás lo suficientemente despierta como para apuntar la dirección?" Yo no hacía más que preguntarle que qué decía. "Él me ha preguntado por tí, te ha pedido a tí, te reclama..."


No hizo falta nada más. No sabía a donde iba, no sabía como me tenía que vestir, así que me pusé mi mejor ropa interior, eso sí que lo sabía, me pusé los vaqueros, los tacones, y la camisa blanca dejando desabrochados los dos primeros botones.


Salí a la calle paré un taxi y le dí la dirección que llevaba apuntada en un papelito.


Llegamos enseguida, me bajé del coche e hice la perdida que tenía que hacer para que saliera a buscarme. En cuantro vi esa puerta sabía a donde iba.


Supongo que ese era el momento para hecharme atrás, pero no quise hacerlo.


Salío a buscarme y me dijo que estaba guapísima.


De verdad había preguntado por mi?? No me lo creía. "No eres consciente de lo que le atraes, no eres consciente de tu capacidad de seducción, hoy tenías que ser tú, no podía ser ninguna otra".


Llamó a la puerta y conforme avanzabamos notaba como mi corazón se aceleraba. Iba, discretamente, fijándome en todos los detalles, quería quedarme con cada esquina, con cada olor, con cada color, quería tatuarme cda sensación en la piel. Él estaba al fondo de la barra, en lo que se convertería desde ese día en nuestro rincón, jugando con su mano en sus rizos, como hace siempre que espera, mirando hacia la puerta para ver cuando entraba. Sonrió nada más verme, me repaso de arriba abajo primero, com asegurándose de que estaba ahí.


Me senté en la barra, me presentaron al camarero y pedí un vozka con naranja, Absolut si puede ser.


Reconozco que tengo alguna laguna mental, que no recuerdo muy bien como fueron los siguientes minutos. Creo que empezaron a jugar con mis pechos en la barra; recuerdo que el maestro en su infinita sabiduría me sentó entre medio de los dos pero dando un poquito la espalda a la gente.


REcuerdo, que aunque yo quería lanzarme a a oler su rizos, el maestro antes de bajar me pidió que le hiciera sufrir, aunque quieras tirar a por él fiáte de mi y haz como si me desearas más a mi. Eso fue el principio del primer acto, el prologo surgió años antes de forma más natural, menos estudiada, pero con los rizos hay que estudiarlo todo sino no sale nada bien.


Sé que estuvimos jugando en la barra un rato, que comencé a hacer que las cosas crecieran antes de pasar a la "intimidad". Sé que antes de sentarme en el sofá ya estaba empapada, eso tampoco es dificil de conseguir, muchas veces no necesito ni que me toquen.


Pasamos... ¿al sofá primero? Eso no lo recuerdo. Lo que sí que sé es que estuvimos en la "pista de baile" tocándonos, sobándonos, comiéndonos los tres. Recuerdo que el olor de los rizos desapareció un momento mientras decía algo así como "voy a mirar quien hay por ahí" Le pregunté al maestro que a que se refería, me dijo que no me preocupara que ellos se encargaban de todo y, por décimo sexta vez, volvió a preguntarme si estaba bien, si me encontraba a gusto.


Volvió sólo, me cogió de la mano y los tres seguimos recorriendo ese antro que tan bien conocían.


Al final, una luz rojiza que reflejaba detrás de unas cortinas semitransparentes escondía a varias personas. Me paré en seco, supongo que el miedo a lo desconocido y la inseguridad me paralizó.


Hey, que hasta yo tengo mis límites. Se miraron, me miraron con una ternura especial y ambos me besaron mientras uno de los dos me aseguraba que ellos los respetaban. Así que me llevaron a otra "habitación", al principio reconozco que estaba más tensa que excitada pero en segundos se dió la vuelta a la tortilla y la excitación pudo con los nervios.


Follamos los tres, com antes, como otras veces pero distinto, más... salvaje, más público... No hacían más que preguntarme si estaba bien, me pareció tan dulce tan sincero, dónde iba a estar mejor.


Si tengo que decir la verdad no recuerdo de manera especial el polvo. Sé que el rizos desapareció un momento y volvió envuelto en una toalla blanca y con el pedazo de plástico imprescindible y necesario que sería el testigo directo de nuestro éxtasis.


Esa noche pensé que había encontrado mi línea, que me había dado cuenta de que había cosas que nunca podría hacer. Pero nada más lejos. Esa noche, mis hombres me dieron la llave de la puerta para que yo decidiera si la abría o no. Esa noche metí la llave en el bombín de la cerradura y la giré, obviamente, hacia la izquierda, para que fuera más fácil la noche siguiente, la siguiente semana o cuando yo quisiera, abrirla del todo. Con un sencillo pero firme empujón. Y eso hice.
Esa noche fue el princpio de todo, el verdadero principio.
Asi que ayer, sin quererlo, lo recordé todo, de forma totalmente fortuita. Y después de tanto tiempo, parece que haya pasado mucho más, mi piel sigue saturándose sólo de recordarlo.
Por lo menos esa capacidad no la he perdido.... todavía....